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In memoriam Mª Carmen Díaz.

Ha vivido con una severa parálisis cerebral que sólo le permitía mover  la cabeza y expresarse con dificultad. Desde su silla de ruedas, accionada con la barbilla, ha luchado para vivir, intentó estudiar, trabajar viajar, amar y ser amada, en definitiva ser feliz. Pero vivió, como pudo, muchos fueron y son los obstáculos y las hostilidades que durante su vida encontró.  Muchos son  los factores socioestructurales que segregan y discriminan a las personas con una movilidad diferente, y a losque ven , oyen o se comportan de  forma diferente, muchos son los obstáculos y leve el cumplimiento de la Declaración sobre  los Derechos Humanos  y la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad” de Naciones Unidas y, mínimas son las políticas sociales que impulsan y promueven la igualdad frente a la discriminación, para que Mª Carmen y todo el sector de la población que ella representa, puedan desarrollar su  proyecto de vida en igualdad de condiciones con el resto de la población,  elegir dónde y cómoquieren vivir,  en suma ejercer sus derechos de ciudadanía.

Su ilusión y energía para ser  feliz, se fueron debilitando por  el empeoramiento de su salud, la soledad, la discriminación y las normas y organización de los centros en los que tuvo que  vivir los últimos años de su vida. Se recluyó en una residencia  debido al envejecimiento de sus padres y la falta de recursos sociales, para seguir en su entorno, en su querida Triana.

Hoy Mª Carmen ya no está, su vida se apagó una mañana cuando mayo se encendía, pero nos queda su recuerdo y su fuerza como legado para seguir con nuestra lucha por la igualdad de derechos y el respeto por la diversidad, para  que  podamos elegir  dónde y cómo queremos vivir, para que vivir en una residencia  no sea una imposición, sino una opción  y, para quien la elija, éstas no sigan siendo aquellas instituciones totales que estudiara ErvingGoffman, seguiremos luchando para que las ciudades sea espacios de convivencia de todos y para todos y no el lugar de exclusión y riesgo que hoy  presentan para los  que tenemos una movilidad diferente.

No es tiempo de revancha, si así fuera, escribiría otras palabras, diría otras  cosas sobre lo que ha sido  la vida de mi querida amiga.  Pero si es tiempo para movilizar  y eliminar los elementos  conceptuales y culturales, no sólo los económicos que nos mantiene en la periferia de la organización social a las personas con diversidad funcional.

Tomando en préstamo al poeta.

Se sienta.
Ríe y llora y ríe: ¡Espera,
voy a coger la muleta!

¡Mas los pájaros no esperan;
los niños no esperan!
Yerra la primavera.
Es la fiesta del que corre
y del que vuela…
La niña sonríe:

Mª Carmen espera, porque esto lo vamos  a cambiar.

Por Gloria Lucena

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