Educación, Inclusión, Diversidad, Respeto
VIAndalucia tiene entre sus principios básicos, el trabajar por la educación, porque la consideramos un pilar fundamental para poder gestionar la vida independiente a la que toda persona aspira y tiene derecho, es decir una educación que nos enseñe a participar de la sociedad, tomando decisiones sobre nuestro cuerpo y nuestro entorno, asumiendo las responsabilidades que de ellas se deriven.
Consideramos que hay cuatro claves que necesitamos cambiar en el sistema educativo: Educación, Inclusión, Diversidad, Respeto.
Educación: porque es un derecho que como padres y madres y como personas que hacemos política debemos garantizar para todas las personas, sin importarnos la condición, cultura, característica o peculiaridad que tengan; porque no sólo hablamos de un derecho, también es un deber que nuestras hijas e hijos tienen que asumir como necesidad para convivir en paz.
Inclusión: porque existe un paso previo que es la exclusión y segregación. Tenemos un sistema educativo basado en la criba, que favorece a una clase social y a una norma de ser humano. Una norma creada por una visión médica que marca unos percentíles de qué es humano y qué no, de cómo tiene que actuar y relacionarse afectiva y sexualmente, y de todo eso, el sistema educativo se encarga de hacer un certificado.
Diversidad: porque nadie se ajusta a esa supuesta normalidad, todas y todos estamos en un momento dado o siempre en los márgenes de esa norma.
Somos diversos por naturaleza, pertenecemos a la especie mamífera y eso significa ser cuidadores, vulnerables, interdependientes y cooperantes para lograr la supervivencia. ¿En qué momento de nuestra historia hemos caído en la creencia de que eso lo tenemos superado?
Tenemos que comprender lo beneficioso que supone ser así, supone riqueza de pensamientos y emociones, supone creatividad y por qué no… “diversión”. ¿Imagináis lo aburrido que sería todo de lo contrario?
Respeto: porque sin este, ni existe educación ni relaciones humanas, lo que nace es un ejercicio de poder y violencia.
Estamos comprobando a diario la violencia con la que convivimos, unas veces llega a salir en prensa pero la mayoría de las veces no aparece porque no provoca la muerte inmediata, porque se trata de gestos, miradas, actitudes que provocan la muerte de la autoestima, que va dejando poco a poco anulada la condición de persona para convertirla en “cosa”, y como tal, prescindible.
Lo curioso es que no nos planteemos si en estos factores tendrá algo que ver cómo educamos. ¿Miramos qué hacemos mal? ¿Vemos las contradicciones en que caemos como personas y como sistema? ¿Es que no nos consideramos parte del sistema? ¿Somos conscientes que establecemos nuestras relaciones educativas, laborales y afectivas como ejercicios de poder y sumisión?