Cada año se celebran más días internacionales, dedicados a grupos que presentan “ciertas diferencias”, posiblemente, ello se deba a la diversidad que va conformando nuestras sociedades, pero también a que cada vez, los grupos segregados son más numerosos, y desde los poderes públicos se les distingue y recompensa con un día, pero la libertad y la igualdad no deben de estar reducidas a un día en el calendario, sino que debe de ser lo cotidiano y lo permanente. Así en los últimos años el día 3 de diciembre se conmemora el Dial Internacional de Las personas con Discapacidad o con Diversidad Funcional, que son dos de los términos más empleados actualmente para designar a este grupo, de 3,8 millones de personas en España, es decir, que el 8,5% de la población son personas con discapacidad. Aunque numeroso, sigue siendo un sector que encuentra graves dificultades para su desarrollo personal y social. Dificultades que se encuentran en diferentes ámbitos.
Así, la Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las Personas en situación de Dependencia, aunque desarrollada de forma desigual en las distintas Comunidades Autónomas, ni en las que más se ha avanzado en el número de beneficiarios, ha conseguido abrir los cerrojos, que mantienen a un elevado número de personas con diversidad funcional confinadas en el ámbito familiar o en el institucional (residencia). Esta ley no ha creado los recursos adecuados, que faciliten una vida independiente y digna. Como han señalado diversos autores, no es un problema económico, sino conceptual e ideático que marca el funcionamiento de las organizaciones sociales, mediante el cual a los que son diferentes se les clasifica en categorías de forma jerárquica, se les aparta de la sociedad y se les recluye en instituciones donde permanecen invisibilizados, y sin un proyecto de vida propia, sino que están sometidos a una estricta disciplina al servicio de la organización, pero no al de sus necesidades, como por ejemplo levantarse a las 7 de la mañana, para no poder hacer nada durante el día. Esta lógica del funcionamiento del sistema es la que hace, que personas que no quieran entrar o que quieran salir de las residencias tengan que permanecer en ellas. Igualmente el mantenimiento de las personas con discapacidad en su entorno familiar, cuando sus cuidadores ya han envejecido, pero les tienen que seguir atendiendo por la falta de recursos sociales. En este sentido la figura de los asistentes personales son claves para conjugar cuidados y vida independiente de las personas con diversidad funcional, que necesitan de ayuda para la realización de sus tareas personales.
Otro de los ámbitos que ofrecen graves obstáculo para la igualdad de las personas con diversidad funcional, es el urbanismo, las ciudades aunque hayan acometido proyectos de accesibilidad en los últimos años, aún quedan muy lejos de un modelo de Accesibilidad Universal, es decir, un urbanismo al servicio de todos no de unos cuantos. Las ciudades deben de ser accesibles para todos, como principio de igualdad, para que todos participen en los mismos espacios accesibles y las relaciones se establezcan de forma simétrica, esto es fundamental para evitar la exclusión de los grupos, y para alcanzar una convivencia más armónica entre los ciudadanos con el respeto a las diferencias de cada uno, porque la igualdad debe de ser ante el derecho y el acceso a los recursos, pero mediante el reconocimiento de las diferencias individuales y grupales.
Cuando la discapacidad se une al marcador de género, es decir, las mujeres con discapacidad, estas dificultades se agravan y se hacen más densas, por ello la estrategia de las mujeres individual y grupalmente tienen que ser empleadas con más insistencia y rotundidad.
Los políticos y las administraciones siguen incumpliendo la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad de Naciones Unidas, sus actuaciones son paternalistas y oportunistas, en el mejor de los casos, cuando no de olvido y exclusión.
Las organizaciones Sindicales siguen sin considerar a las personas con discapacidad como trabajadoras/res sujetos de derechos y deberes, de ahí que las reivindicaciones de los discapacitados en los centros de trabajo son llevadas a cabo individualmente por los interesados, sin que los sindicatos las consideren reivindicaciones de los trabajadores como colectivo.
Estas limitaciones estructurales, y otras no citadas por la limitación de espacio de este escrito, tienen vigencia y actualidad, limitan la promoción personal y social de las personas con discapacidad. Los discursos y prácticas de las instituciones públicas y organizaciones no gubernamentales, tienden a reproducir la exclusión y la invisibilidad. Pero la acción de los sujetos, mediante una lucha diaria por la dignidad e igualdad, construye biografías diferentes a las que las que las estructuras y discursos recrean. Más allá de las dificultades las personas con discapacidad estudian, trabajan, son profesionales o amas de casa o las dos cosas a la vez, viajan, asisten a actos culturales…, aunque el esfuerzo para ello sea enorme, ese mismo esfuerzo, debe de seguir para quitarnos las etiquetas, que nos clasifican y homogenizan, para salir de las instituciones, para que los medios de comunicación no informen mostrando lo que no somos, y también para salir de esos umbrales sombríos de protección que representan ciertas organizaciones, porque todo ello nos condena a la invisibilidad y a la exclusión.
AUTORA: Gloria Lucena Fernández.
miembro de la Junta Directiva de la Asociación Luna