A pesar de que llevemos cerca de un año dando la matraca por toda nuestra comunidad autónoma, pese a saber que se trata de una carrera tan de fondo que algunos asumimos con realismo que no atisbaremos la meta, sembramos sin parar y consideramos absolutamente necesaria la presentación de nuestra asociación en la provincia de Málaga y su presencia en Andalucía.
Viandalucía (Vida Independiente Andalucía) se quitará el mono de trabajo y se pondrá de largo el Viernes 19 a las 7 en el Centro de Bienestar Social (Calle Caldera) de Alhaurín de la Torre.
Lo cierto es que, hasta el momento, los miembros del engendro hemos logrado quedarnos chatos de tanta puerta a la que hemos llamado y nos han dado con ella en la nariz: desde lugares esperados e inesperados. Pero también se han abierto verjas nunca antes traspasadas. Ambas situaciones deben servir para perseverar a riesgo de nuestras narices.
Aunque no lo crean, nos centramos en el cumplimiento, por parte de todas las administraciones y otras personas y entes, de la legislación vigente en nuestra tierra referente a las Personas con Diversidad Funcional (discapacidad).
No desvelamos ningún secreto al afirmar que existe un enciclopedismo legal hecho para nosotros que se incumple por sistema, costumbre, tradición o vaya usted a saber, que nadie cuestiona con un aceptable éxito. Esto es consecuencia directa de la falta de inspección y sanciones en lo que respecta a todas estas normas. Tenemos relativamente buenas leyes, pero son sólo papel mojado porque quien hace la ley hace la trampa.
Por tanto hace falta que la normativa española y andaluza se adapte al tratado internacional Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. Esto no implica sólo llenar los pueblos y ciudades de rampas y ascensores, sino adecuar más de un centenar de nuestra legislación a lo que nos dictan entidades internacionales.
Para ello, es necesario dotarnos de mecanismos de control eficaces que consigan hacer efectivos derechos que las Personas con Diversidad Funcional tenemos.
A falta de ser unos guerreros del antifaz o unos justicieros vestidos de negro y de esos que dan mucho miedo, buenas son tortas. Esto es, el arma más poderosa con la que contamos es la ley y la razón, y no una espada o un revólver. Viendo el panorama, nuestra maquinaria no resulta muy potente, sin embargo, confiamos ciegamente en que con el paso del tiempo llegará el momento de la cosecha. Quienes en su día nos embarcamos en este frágil cayuco confiamos ciegamente en que ese avance se producirá antes o después. Nosotros únicamente nos proponemos aportar un granito de arena para facilitar un cambio social muy necesario o imprescindible en nuestro territorio.
Ningún cambio será posible sin la colaboración de todos los andaluces. Esperamos fervientemente que todos disfrutemos de esta travesía. Nos vemos el viernes en la localidad malagueña de Alhaurín de la Torre.