Me llamo Remedios Narbona, tengo 58 años y padezco polio desde que tenía un año. Mi decadencia física empezó hace 33 años. Poco a poco fue a más, hasta que hace unos 18 años obtuve una incapacidad permanente.
Al poco tiempo de existir la Ley de Dependencia, la solicité y tardaron cerca de 4 años en concederme la ayuda a domicilio. En aquel entonces, yo necesitaba más ayuda en las tareas del hogar que para mi cuidado personal, por lo que intenté que me concedieran una compensación económica, pero no lo conseguí. La ayuda era sólo para mí, aunque mi marido también sufre secuelas de polio, pero él por aquel entonces trabajaba.
De esa ayuda que necesitaba, respecto a la limpieza, sólo correspondía limpiar la zona que yo usaba. Según la encargada, era limpiar el trozo donde yo me sentaba en el salón, mi parte en el dormitorio y baño, y lavar y planchar sólo mi ropa. Hacer de comer sólo para mí. En fin, algo insostenible si vives con dos personas más.
Esta empresa encargada de ayuda a domicilio te cambiaba las auxiliares y los horarios cómo y cuando quería. Pues bien, pasé una mala época de tres meses, que necesitaba ayuda para levantarme, asearme y sentarme en el salón, y a la empresa le dio por cambiarme el horario de la auxiliar, y en vez de venir a las 10 de la mañana, venía a las 12, y no había manera de que me la cambiara, por lo que mi madre de 80 años tenía que venir a darme el desayuno y ayudarme a levantarme y asearme, y cuando venía la auxiliar, prácticamente no tenía nada que hacer.
Yo tenía concedida la ayuda para asearme y eso significaba que tenían que ir antes de las 10 de la mañana, pero lo tuvieron en cuenta cuando ya había pasado esa mala racha. Me cambiaron de auxiliar cuando hice incluso amistad con ella, y además diciéndome por parte de la encargada que tardaría poco en volverla a sustituir. Por más que reclamé, y le decía a la encargada que este cambio de auxiliar volvía loco a cualquiera, sobre todo a las personas mayores, ellos siguieron haciendo este cambalache con todos los dependientes. He conocido el caso de una mujer mayor a la que le iban tres auxiliares diferentes en horas y días distintos.
A raíz de todo este lío, se
jubiló mi marido y decidimos prescindir de este tipo de ayuda, y volví a pedir
la compensación económica; han tardado como 4 años en concedérmela. Ahora, mi
movilidad es ya en silla de ruedas, pero con ese dinero no me da para mucha
ayuda externa. He solicitado la Gran Invalidez y si me la conceden buscaré
ayuda.
La diferencia, si tuviera asistencia personal, sería que la trabajadora estaría en los momentos claves en que yo necesito más ayuda y no cuando, como en este caso, le dé la gana a la agencia de ayuda a domicilio enviármela.
Autora: Remedios Na