Autor: César Giménez Sánchez
Es evidente que para que se suscite un cambio social debe existir un clima de alarma social que lo propicie. En algunos casos ese clima se da y en otros, por ser anticiclónico, pasa inadvertido. Con todo, el movimiento que genera resulta fundamental e indispensable para que se produzca cualquier transformación en nuestra sociedad. Hay situaciones que auspician esa alarma y, por tanto, esa necesaria evolución. Lo cierto es que en tiempos de calma no se dan tantos cambios como en momentos de ebullición.