A pesar del escasa implantación de la figura del asistente personal y de los servicios de asistencia personal en España, las experiencias desarrolladas en la Diputación Foral de Guipúzcoa, La Comunidad Autónoma de Madrid, la Comunidad Autónoma de Galicia y el Ayuntamiento de Barcelona en los últimos años, han permitido que se disponga de algunos datos de referencia para evaluar el impacto en el empleo de las inversiones públicas realizadas en este ámbito.
Así, en el proyecto piloto desarrollado la Comunidad de Madrid durante el periodo 2006-2008, El 98% de la inversión desarrollada en este campo ha sido empleada directamente en puestos de trabajo. Atendiendo a 62 usuarios a los que se les proveía de asistencia personal se ha generado 120 puestos de trabajo directo siendo tan sólo el 2% de la inversión dedicado a los gastos de gestión (alquiler de oficinas, teléfonos, luz, electricidad, etc.). De estos 120 puestos de trabajo, cinco estaban dedicados a la coordinación y gestión y 115 daban atención directa de asistencia personal a los usuarios.
Además de la eficiencia económica a la que apuntan los datos cuantitavos expuestos, hay que destacar también algunos aspectos cualitativos del empleo generado:
- Posibilita la incorporación de colectivos con dificultades de acceso al mundo laboral (estudiantes, mujeres extranjeras, mujeres mayores de 40 años, personas con diversidad funcional –en puestos de coordinación-….)
- Las condiciones laborales y los incentivos de desarrollo personal suponen una mejora en la calidad de vida de trabajadores que se encontraban en la economía sumergida y/o en servicios (residencias, SAD) despersonalizados y con cargas de trabajo extenuantes.
- La flexibilidad del servicio permite atender las necesidades de entornos rurales y urbanos con mayor rapidez y adaptabilidad que otros (residencias, SAD)
- Los puestos de trabajo creados no son deslocalizables.
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