Desde OVIAndalucia deseamos expresar nuestro malestar con lo que últimamente se está llamando “nuevo modelo de cuidados”.
Consideramos que hablar de cuidados en los casos de personas en situación de dependencia o con diversidad funcional, supone un grave estancamiento en la visión que tiene la sociedad sobre nosotras históricamente. Si el enfoque sigue siendo que sean otras personas las que decidan acerca de cómo y quién nos da los apoyos que precisamos para desarrollar nuestras vidas.
Las personas con diversidad funcional y/ o situación de dependencia somos ciudadanas de pleno derecho. Esto es muy fácil de decir y parece obvio, pero corremos el peligro de seguir instaladas en un modelo que nos trata como objeto de cuidados, no como agentes activos de nuestras propias vidas.
Ser objeto de cuidados supone una cosificación de la persona, se nos mide por la carga que suponemos para nuestras familias, por ejemplo. Es decir, se nos trata como un estorbo para la libertad de las personas que están a nuestro alrededor.
Desde la concepción de que somos objeto de cuidados, nuestras familias se ven obligadas a renunciar a parte de su libertad para atendernos de la forma en que ellas pueden o consideran correcta, sin tener en cuenta nuestros proyectos de vida y muchas veces renunciando a los suyos propios. Siendo esto así, la respuesta que se está dando desde la política es la institucionalización, es decir encerrarnos en jaulas que ni siquiera son de oro, en las que podamos sobrevivir para que nuestras familias puedan realizar su vida independiente.
¿Dónde quedan nuestros derechos si se nos encarcela por el mero hecho de no cumplir con el estereotipo de ciudadano que ha creado la sociedad?
Desde la política se olvidan los tres pilares fundamentales: la accesibilidad universal, la educación inclusiva y la asistencia personal para que las personas con diversidad funcional estemos en pie de igualdad con el resto de la ciudadanía.
Parece ser que la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la Constitución Española y en general cualquier ley que afecte a la ciudadanía están escritas para todo el mundo excepto para las personas con diversidad funcional o en situación de dependencia, no tener un cuerpo o un esquema de pensamiento normativo supone para el estado una causa razonable para excluirnos, incluso algunas específicamente para que nosotros podamos estar incluidos en las anteriores, como es la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad.
Con la excusa del nuevo modelo de cuidados se están construyendo nuevas residencias, algunas de ellas camufladas con otros nombres pero con las mismas funciones.
Al mismo tiempo, se nos anuncia un mayor refuerzo y desarrollo de la ayuda a domicilio, un recurso que no nos permite escoger a las personas que nos dan los apoyos necesarios , que son empleadas por empresas del sector y con horarios predeterminados por otros. Ni nos permite planificar ni decidir sobre nuestras vidas porque son un apoyo de tipo asistencialista que sólo se ocupa de la higiene, y alimentación en el mejor de los casos.
Pero que no se crea el lector de este texto que estamos quejándonos por vicio sin plantear soluciones. Lo que queremos verdaderamente es tener igualdad de oportunidades con el resto de los ciudadanos y como hemos dicho antes eso pasa por tres pilares fundamentales. De la Educación Inclusiva y la Accesibilidad Universal hablan y lo hacen a su manera, nada que ver con una inclusión real pero algo cuchichean. Pero la Asistencia Personal la omiten como si ese fuera un derecho que hemos visto en una película de ciencia ficción o fruto de nuestra imaginación aburrida dentro de esas instituciones.
Señores y señoras, especialmente quienes tienen poder político, de la Asistencia Personal hablaron ustedes mismos en la famosa Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia, lo hacen en las páginas web de las instituciones y la ratificaron en la Convención de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. En el papel queda muy bonito eso de Asistencia Personal cuando ni siquiera en los Servicios Sociales de los ayuntamientos saben lo que es y mucho menos cómo hacer la movilización burocrática para que este derecho sea cumplido.
La Asistencia personal es un apoyo humano, tan importante o más como pueden ser los apoyos técnicos como una silla de ruedas o un bastón de ciego. Es una herramienta de empoderamiento humano que permite llevar una vida libre. Con Asistencia Personal la ciudadanía en situación de dependencia puede vivir en su hogar y realizar sus proyectos de vida. Se rompen las barreras gracias a algo tan sencillo como cumplir las leyes que ustedes han creado.
Pero ojo, que hasta en la prestación de este servicio nos mienten, dice el Imserso que en Andalucía hay once personas (sólo once) con prestación económica para asistencia personal ¿Saben cuánto dinero reciben las personas en esta situación para poder pagar salarios dignos? ¿Saben que en algunos casos esta cantidad ronda los 100 euros mensuales? ¿Saben que la cantidad máxima establecida ronda los 700? Claro, parece ser que el cumplimiento de los derechos es muy caro para las arcas públicas y nos tratan como a ciudadanos de segunda a los que no merece la pena dar dinero para tener derechos, no tenemos derecho a ser libres pero sí están dispuestos a pagarnos una carísima residencia. Están dispuestos a malgastar el dinero de la ciudadanía prestando un servicio más caro y que no garantiza calidad de vida.
De hecho, hay estudios que valoran los resultados:
– Retorno Social de la Inversión (SROI) para el caso del servicio residencial estudiado, el retorno al Estado de la inversión pública anual se mantiene en torno a los 76 euros por cada 100 que se invierten. Análisis de Retorno Social de la Inversión en dos sistemas de apoyo a personas con gran discapacidad: asistencia personal y servicio residencial. Un estudio de caso. Universidad de Salamanca.
– La evaluación ha evidenciado los cambios que ha generado el proyecto de asistencia personal, llevado a cabo por VIAndalucía, en cada uno de los agentes de interés. Los resultados obtenidos inducen a poner en valor la asistencia personal, debido al retorno social que produce: por cada 1€ invertido se retornan 3,62€. Impacto Económico y Social del Proyecto de Asistencia Personal de VIAndalucía. Universidad Pablo de Olavide y UNIA.
Está demostrado que con el sistema residencial la salud de las personas residentes, nosotros, empeora, suponiendo un mayor gasto a nuestra deteriorada sanidad y robandonos calidad de vida. Pero claro, si alguna vez somos demasiados nos dejarán morir en residencias sin tener la atención necesaria, recordemos como Miley le dio la enhorabuena a Ayuso por dejar que durante la pandemia se murieran aquellos que vivían en residencias y que no pagaban sanidad privada.
Desde OVIAndalucía queremos que la ciudadanía recapacite cada vez que vea la palabra “cuidados”.
En definitiva, bienvenido el acercamiento al modelo de vida en el entorno habitual, en el propio domicilio. Incluso podemos aceptar una nueva visión más humana de los “cuidados”, pero nada de esto supondrá un cambio significativo si no podemos decidir quién, cómo, cuándo y dónde nos da los apoyos que nos permitan la vida independiente incluidas en la comunidad. Sólo así, podremos vivir en dignidad y aportando a la comunidad y autocuidándonos como hace el resto de la ciudadanía.
Si nos dan la oportunidad tal vez se sorprendan de los resultados.