Me han pedido que hable sobre mi experiencia con la Asistencia Personal desde la Asociación Vida Independiente.
Mi situación es la de una persona que padece una enfermedad crónica osteoarticular desde la juventud, que me ha ido dejando secuelas funcionales que me limitan intensa y progresivamente en las actividades de mi vida cotidiana.
Me cuesta hablar de ello porque ha sido y es una vivencia que he ido guardando para mí y mis cercanos, ya que no sólo me ha obligado a un ranking permanente de superación sino que he constatado que muchas personas de mi entorno han ido desapareciendo ante mis limitaciones. He tenido que aceptar y entender el tabú y el miedo social a la enfermedad y a las supuestas diferencias.
Todo ésto lo digo no desde el victimismo, sino desde un orgullo de mí misma y desde una claridad mental que me ha hecho adaptarme a mi realidad, haciéndome más fuerte.
Tuve la suerte hace pocos años de contactar con la Asociación Vida Independiente de Andalucía, que defiende y aplica desde un proyecto piloto una manera de que las personas con diversidad funcional tengan una vida más plena.
Consiste en que cada una de ellas o sus familias puedan elegir asistentes personales que cubran sus necesidades vitales- no sólo las de supervivencia, claro- durante el tiempo que sea adecuado.
Esta opción supera en calidad humana a cualquier otra como las que se suelen proponer desde los Gobiernos, que en la mayor parte de los casos son insuficientes y despersonalizadas, como las “ayudas a domicilio” y desde luego la institucionalización de las personas en Residencias o Centros de día/ noche que, en realidad no dejan de ser aparcamientos y las alejan de su espacio vital habitual. Se ha visto bien de cerca en esta época de pandemia el dolor y la muerte sobrevenida a personas mayores o diversas en establecimientos de este tipo, que nos ha dejado bien claro el desprecio por la dignidad humana.
Es curioso, por otra parte, que más allá de la calidad de vida que proporciona la vida independiente a través de los Asistentes Personales, haya razones económicas de tipo económico que demuestran que la atención a la diversidad que contempla la misma daría un balance positivo al Sistema Presupuestario.
En varias Comunidades Autónomas del Estado Español, con una conciencia de los derechos sociales superior a la de Andalucía, se está implementando el proyecto de Vida Independiente de manera amplia y normalizada.
En mi caso, que tengo la suerte de tener Asistencia Personal, me está suponiendo confirmar que tengo derecho a que la sociedad cubra mis carencias funcionales para poder llevar a cabo mis expectativas en igualdad como ser humano. Lo constato en los demás miembros de la Asociación.
Una sociedad no se puede considerar democrática si no pone por delante el bienestar de la ciudadanía y muy en especial de su parte más vulnerable.
Rosario