Escrito por la Junta Directiva de VI Andalucía
En los días precedentes hemos esbozado aquello que NO es la Asistencia Personal; fundamentalmente, NO es lo que grandes entidades de la discapacidad comercializadoras de servicios y que mercadean con nuestros derechos ahora están vendiendo. En lugar de apostar por servicios y prestaciones que promuevan la Vida Independiente de las personas con diversidad funcional, la Consejería prioriza a golpe de subvención presuntos programas de Vida Independiente basados en una suerte de engendro de Asistencia Personal, sin dejar de impulsar la institucionalización.
Ahora toca explicar qué es la Asistencia Personal, sus beneficios como herramienta de empoderamiento, así como la repercusión de su ausencia.
Según el artículo 19 de la Convención de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, como el resto, las personas pertenecientes a dicho colectivo tenemos derecho a vivir de forma independiente y a ser incluidas en la comunidad. Y nada mejor que la Asistencia Personal para ejercer ese legítimo derecho, que abarca la totalidad de los aspectos del discurrir diario.
Para quien necesita apoyos de otra persona, de forma puntual o generalizada, en sus actividades del día a día y ser parte de la sociedad en igualdad con el resto de la ciudadanía, el no contar con ese apoyo instrumental, en forma y duración suficiente, significa por ejemplo, que no pueda levantarse de la cama, autocuidarse y salir de casa. Y si no puede hacer nada de eso, tampoco podrá acudir a un centro educativo o laboral, usar el transporte público, etc. Si no estudia, puede que no consiga un trabajo, y si no trabaja o no puede moverse en transporte, tampoco podrá realizar actividades de ocio, conocer gente, realizar compras… En definitiva, participar y estar en la vida pública.
Los derechos humanos son entre sí interdependientes; por tanto, no garantizar un derecho implica de facto vulnerar todos los demás.
Si bien no es suficiente, la Asistencia Personal es NECESARIA para que toda actividad humana, ya sea cotidiana o excepcional, pueda realizarse. Y por ello, privar de este apoyo instrumental a quien lo necesita, supone una vulneración de derechos en cascada, que precariza todos y cada uno de los aspectos de la vida.
En suma, la
Asistencia Personal ES una herramienta de incidencia transversal, garante de
Derechos Humanos,y así la defendemos en VIAndalucía, lo que no
tiene nada que ver con lo que las grandes entidades del sector de la
discapacidad nos están ahora vendiendo.