Todas las personas, sin excepción, necesitamos adaptaciones. TODAS. Por suerte, la tecnología ha ido introduciendo muchas mejoras, de tal manera que pocos espacios y lugares se nos resisten, y cualquier necesidad considerada “normal” está sobradamente cubierta.
El problema (o más bien la injusticia) surge con las adaptaciones que necesita otra parte de la población, la que no es mayoría. Sillas de ruedas, lengua de signos, pictogramas, bucles magnéticos, rampas, textos en braille… es decir, aquellas que propician la accesibilidad del entorno para que sea éste el que se adapte, y no al revés.
La accesibilidad universal es condición necesaria para garantizar que CUALQUIER PERSONA, y no sólo aquellas con algún tipo de diversidad, tenga fácil acceso a todo cuanto necesite para su desarrollo vital en la sociedad. Es decir, la accesibilidad universal garantiza que la igualdad de oportunidades sea un hecho y no una mera intención.
La accesibilidad universal es imprescindible para un 10% de la población, necesaria para un 40% y beneficiosa para toda la sociedad.
Sin embargo, vivir en un entorno inaccesible, y por tanto incapacitante, normaliza situaciones discriminatorias que implican una vulneración constante de los derechos fundamentales de ese 10%.
Existe un amplio tejido legislativo encaminado a garantizar el DERECHO a la ACCESIBILIDAD UNIVERSAL. Según el Real Decreto Legislativo 1/2013, de 29 de noviembre, por el que se aprueba el
Texto Refundido de la Ley General de derechos de las personas con discapacidad y de su inclusión social, «los ajustes razonables» se tendrían que haber realizado en todos los espacios, bienes yestablecimientos construidos con anterioridad a 2010 para hacerlos accesibles y por tanto inclusivos, antes del 4 de diciembre de 2017.
Hace dos años que expiró el plazo y seguimos prácticamente igual. Basten algunos ejemplos:
- Transporte público: escasa accesibilidad cognitiva en las máquinas expendedoras de billetes y en la información que se proporciona; accesos y aseos inaccesibles; carencia de espacios reservados adecuados y suficientes para PMR, para usuarios de perros guía, etc. Eso en cuanto al transporte colectivo (tren, metro, autobús), pues respecto a los taxis adaptados, el principal problema es su reducido número, que deriva en un muy deficiente servicio, no estando disponibles más allá de las horas de ir al médico o rehabilitación, como si las personas que los utilizan solo fueran a ese tipo de citas y nunca se tomaran una copa o fueran a un concierto.
- Acerado, rebajes y cruces: superficies que dificultan enormemente la movilidad (adoquines, empedrados…); pavimento podotáctil inexistente o mal colocado; rampas inexistentes, inadecuadas y/o mal señalizadas; rebajes ejecutados dejando un escalón entre acera y calzada)…
- Comercios, establecimientos y edificios públicos: entradas inaccesibles o accesibles pero situadas lejos de la principal (accesos laterales o por detrás del local); inexistencia de medidas de evacuación para personas con movilidad reducida en caso de emergencia; aseos y probadores no adaptados o supuestamente adaptados, que no cumplen la normativa y/o cuya principal función es la de servir de almacén o cuarto de los chismes; mostradores y barras de bares o restaurantes sin zona adaptada; falta de cajeros automáticos accesibles; escasos o nulos espacios reservados en cines, teatros, salas de conciertos y centros deportivos, y/o situados en zonas marginales e incómodas, a un precio ya establecido sin opción a elección y, por supuesto, carentes de bucle magnético.
- Centros sanitarios: información, mostradores, camillas, consultas, habitaciones y servicios, aparatos de diagnóstico, etc., etc., con graves deficiencias en materia de accesibilidad.
- Mención especial merece el tema de la vivienda: en Sevilla existen aproximadamente 16.300 edificios de 3 o más plantas que presentan problemas de accesibilidad, de los que alrededor de 15.000 carecen de ascensor. No es necesario cavilar demasiado para entender el impacto que la imposibilidad de salir de tu propio hogar tiene en la vida de cualquier persona. Estamos hablando de que hay personas cumpliendo arresto domiciliario sin delito cometido.
Y así un largo etcétera, pues a pesar de contar desde hace
años con legislación suficiente y tendente a garantizar el DERECHO A LA ACCESIBILIDAD UNIVERSAL, seguimos asistiendo a una
flagrante vulneración del mismo, lo que implica la vulneración de otros muchos.
La dejadez de las instituciones, en concreto el Ayuntamiento de Sevilla y la Junta de Andalucía , está favoreciendo esa vulneración de derechos humanos por no cumplir con la legalidad, pues a partir de ese 4 de diciembre todo lo anteriormente descrito es ilegal. Se suele apelar al factor económico para justificar esta inacción, pero realmente lo que hay detrás es una tremenda negligencia institucional, al ser la administración quien no cumple la normativa y tampoco vela porque otros la cumplan.
En el caso del Ayuntamiento, además de no cumplir el anterior Decreto, sigue concediendo licencias de obras y apertura a nuevos entornos e infraestructuras que no cumplen los requisitos de accesibilidad. Es el caso de la comisaría de Bellavista o el nuevo Centro Comercial Lagoh con sus cines de reciente inauguración.
Ante esta intolerable realidad, volvemos a salir a la calle para EXIGIR al Ayuntamiento de nuestra ciudad:
- Que cumpla y haga cumplir la normativa de accesibilidad en todos los niveles.
- Que promueva campañas de información entre las asociaciones de comerciantes para que conozcan sus obligaciones en cuanto a las condiciones de accesibilidad que deben tener los negocios de sus asociados.
- Que de una vez por todas aplique su potestad sancionadora ante los incumplimientos en materia de accesibilidad en los espacios, establecimientos y edificios públicos.
- Que no conceda nuevas licencias de edificación ni autorice proyectos que no cumplan estrictamente la normativa de accesibilidad.
- Que cree órganos realmente operativos ante los que poder denunciar los incumplimientos, con competencias asignadas y que estén dotados de recursos personales suficientes, de modo que puedan actuar en un plazo mínimo de tiempo.
- Que los planes de accesibilidad dejen de ser brindis al sol y se aprueben adecuadamente presupuestados y calendarizados para ser puestos en marcha de forma eficaz y dentro de plazos razonables.
- Que deje de derrochar dinero público y lo emplee en hacer esta ciudad más accesible e inclusiva.
En definitiva, EXIGIMOS al Ayuntamiento QUE CUMPLA la legalidad impuesta por la legislación en materia de accesibilidad universal y NO PERMITA LA ILEGALIDAD en nuestra ciudad, muchas veces soslayada de manera chapucera, pues adaptar no es sólo poner una rampa.
Para que algo sea accesible tiene que ser comprensible, utilizable y practicable por todas las personas en condiciones de seguridad y comodidad y de la forma más autónoma y natural posible. Y cuando loanterior no se cumple, ese 10% que somos las personas con diversidad funcional nos vemos rodeadas de innumerables barreras que dificultan nuestra autonomía y libertad, encerrándonos en cárceles sin rejas y convirtiéndonos en ciudadanía de segunda. ¡BASTA YA! Hoy, las barreras seremos nosotras.
El incumplimiento de una ley que garantiza la igualdad de oportunidades de todas las personas, sin excepción, debería ser un revulsivo para que la sociedad en su conjunto exigiera accesibilidad universal y tomara conciencia de lo importante que es vivir en un mundo que se adapta a las personas y que no impone límites. Por todo ello, bajo el lema “Hoy las barreras somos nosotras”, este 4 de diciembre volvemos a salir a la calle a recordar, que no celebrar, el segundo aniversario de aquel día de 2017.
Porque no aceptamos límites y queremos llegar hasta dónde la imaginación nos lleve,
¡¡¡ACCESIBILIDAD UNIVERSAL YA!!!
Sevilla, 4 de diciembre de 2019
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