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Cuando el reloj no marca los tiempos

Mesa con ajuares típicos de Halloween
Mesa con ajuares típicos de Halloween

Se acerca Halloween y con él los adornos y decoraciones de calabazas, fantasmas,  brujas y disfraces, y eso a Víctor le encanta. En el parque de perros al que Víctor va con su asistente personal todos los días, les comentaron que en el vivero del pueblo estaba montada la casa del terror.

Fueron a verla los dos solos, como es habitual, mientras yo estaba en casa tranquilamente con mis cosas. Cuando, de repente, recibo una videollamada de Laura, me pareció raro, lo primero que pensé es que se habían perdido, ya que ella no es del pueblo.

– Sonia, este es el sitio, ¿verdad? – Me preguntó enseñándome el sitio en el que estaban desde dentro del coche.

– Sí, ese mismo es – le respondí.

– Pues es que Víctor no se quiere bajar del coche – me dice mientras Víctor protesta de fondo.

Le digo que me ponga con Víctor, él quiere que le dé tiempo a ir al parque canino, trato de explicarle que primero van a ver las cosas de Halloween y después irán al parque de perros, pero él no queda convencido. Le digo a Laura que se baje ella del coche, le abra la puerta y él se bajará, pero me dice que no, que ya lo ha intentado y le cierra la puerta en las narices, mientras se baja del coche y se dirige a mostrármelo, pero no hace falta que lo haga, nosotros conocemos esa forma suya de negarse a algo y sabemos cómo se cierra en banda cuando no ve marcados los tiempos de las acciones que va a realizar.

Laura ahora está fuera del coche junto a la puerta del copiloto donde Víctor está sentado con la puerta abierta y le pido que me lo pase de nuevo.

– Víctor, escúchame, –  él está muy atento a lo que le voy a decir – vais ahora a ver las cosas de Halloween, os hacéis fotos, – le recalco muy bien esto que le acabo de decir – luego nos las enseñas y después vais al parque de perros. – A Víctor le sale una sonrisa de oreja a oreja y se baja corriendo del coche, le encantan las fotos y comprende que no va a tardar mucho, y no se va a quedar sin ir al parque canino.

– ¡Ay, Sonia! ¡Muchísimas gracias! – me dice Laura con tanta alegría – No sabía qué hacer.

– De nada mujer, ya me cuentas qué tal todo.

Víctor lo entiende todo, a pesar de que no hable, si se emplean las palabras adecuadas, aunque esto mucha gente no lo entiende y se sorprende al verlo. La asistencia personal le ha cambiado la vida tanto a él como a nosotros, pudiendo hacer cada uno nuestra vida como cualquier familia.

Y si os preguntáis cómo se lo pasaron, pues Víctor casi desmonta la casa del terror mientras Laura iba detrás montándola de nuevo.Y acabó asustándose tanto que salió corriendo dejando a su asistente personal atrás. ¡Ahí te quedas, Laura! Que te agarren a ti, mientras yo me escapo.

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